viernes, 2 de diciembre de 2011

En la sala de espera






Ella llegó a él por accidente. Recordaba perfectamente aquel primer encuentro en un clásico lugar para encontrarse, en una plaza abarrotada de espera, en una ciudad de náufragos. Él recordaba su manera de moverse, esa que se le metería hasta dentro, hasta el alma, la que querría olvidar pero que volvía a recordar en cada sueño. Su manera de acercarse a él, su peculiar modo de caminar. Cuando la dejó partir supo que jamás la olvidaría, que ella era el amor de su vida, que ella era lo que siempre había soñado. Que ella era su realidad. Porque desde que se fue, su vida dejó de serlo. Y soñó.