Sobre el muro de hormigón, el instructor nos da claves telegráficamente. Aún estamos del otro lado de la barrera protectora, la cuerda enrollada ordenadamente. Con decisión, nos hace pasar al otro lado, sudor en las palmas de las manos, las piernas tiemblan. Siento tu aliento en mi nuca, el calor de tu cuerpo alterado por la tensión. Tras un empujón certero, el suelo desaparece bajo mis pies. Tu presencia se aleja de mí, y te quedas sonriendo tras la máscara, con las tijeras en la mano.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
martes, 21 de diciembre de 2010
De caminos y trampas
Vivo en constante añorar el mar.
Me dibujo ventanas en la piel para asomarme a su recuerdo.
Y es que Ítaca no era la meta, sino la trampa.
lunes, 20 de diciembre de 2010
A grandes males, grandes remedios ....
sábado, 27 de noviembre de 2010
Cuando la vida era diversión
Salía de casa multicolor, minifalda y zapatos a juego, camiseta y medias coordinadas, nada al azar. A mamá le encantaba. Me acompañaba siempre un gran bolso imitación a charol negro al que yo apodaba mi bolsa de basura. En él todo el arsenal. Desde el décimo, donde vivía, a la salida del portal el atuendo multicolor se iba tornando negro, desgarrado y lleno de apliques que fabricábamos nosotros mismos. Lo del customizado, por necesidad porque en la España de principios de los ochenta el negocio del merchandising para las tribus urbanas aún no había sido descubierto y, o tenías pasta y te ibas a Londres y Nueva York a pillar cosas guapas o te las fabricabas. El resto de la transformación se producía en el metro, mientras los chicos no paraban de pintar las paredes con “Punk not dead”, Yoli y yo terminábamos con la parafernalia del cardado de pelo y el maquillaje menos luminoso. No había mucha distancia desde casa hasta la estación de metro de Cartagena, donde salíamos atropellados, muchas veces seguidos por los de seguridad a la carrera al sorprendernos llenando las paredes con el nombre de Goma2 (el grupo punk de los chicos), los Exploited, los Sex Pixtols o simples consignas punkis y anarquistas.
Era la sesión de tarde, yo apenas había cumplido trece años y tenía que estar a las diez en casa, en mi casa eso no se negociaba. En la puerta, a veces, nos encontrábamos con la hermana mayor de Yoli, que siempre se enrollaba y nos mezclaba en su grupo para pasar más fácilmente, aunque nunca tuvimos problemas para entrar. Elena, la hermana de Yoli, era una punk de las pioneras en Madrid que ya había sufrido el ataque de los fachas en el parque del barrio y del que había salido muy mal parado su novio, al que habían roto la mandíbula y un par de costillas con un bate. Allí estábamos todos, entrando al Rock-ola, un sábado por la tarde.
Aquella tarde tocaba mi grupo favorito, si no descontrolaban mucho en el horario, cosa que era habitual en ellos, podría ver parte del concierto antes de salir corriendo a casa. Pero con los Derribos Arias todo era imprevisible, contaban que a veces pasaban de salir o salían cuando les venía en gana, pasando del horario que la sala había programado. Pero yo estaba allí, con mis mejores mallas rotas, las zapatillas de baloncesto negras, una correa de perro al cuello, cadenas de cierres de latas de refresco y las lóbulos de las orejas atravesados por tiras de imperdibles. Visto desde ahora, donde se adquiere la imagen si el bolsillo está lleno, todo era tan naïf....
Dentro, el ambiente se podía cortar, tabaco, y demás sustancias fumables, no era difícil ver a alguien de anfetas aunque el tema picos, tan habitual en el Argenta, no era evidente. Bebía cerveza. No me gustaba nada, pero aquello era ¡tercios para todos! y yo no rechistaba. Así, forzándome las primeras veces he llegado a conseguir que la cerveza sea una de las bebidas que más me guste. Si es que hay que perseverar. Birra y buena música. Camacho, el bajo de los Goma2 me cogía de la mano y hablándome al oído me contaba cómo los Decibelios había montado una buena en su concierto, cuando habían decapitado en directo a un montón de pollitos, cuando los Decadencia le dieron con una botella en la cabeza por no estar al loro y que su sueño era tocar allí. Yo miraba sus ojos verdes y él me sonreía, sonrojándose.
Aquel día no conseguí ver a los Derribos Arias. Lo haría meses más tarde en las fiestas de Madrid. Pero sí que conseguí estar en aquel famoso concierto de las Vulpes y en alguno más dentro del Rock-ola. Siempre llegaba a casa a las diez, para evitar un castigo, salvo cuando Yoli y yo pactábamos que una dormía en casa de la otra y entonces podíamos vivir una noche de libertad.
Era el tiempo en el que leíamos La Luna y el Víbora, descubríamos grupos nuevos en Radio 3, todo el mundo grababa su maqueta, tomábamos el sol en la tapia de la puerta de la Bobia, los domingos, en el rastro, le hacíamos cortes de manga a los rockers en la Gran Vía (aún José Antonio)... Era un tiempo donde la gente se divertía haciendo lo que hacía, no había antecedentes y se disfrutaba de las cosas por estrenar, era un tiempo en que se hacía todo por puro disfrute, sin tomarse nada demasiado en serio.
jueves, 14 de octubre de 2010
El gran Carnaval - Ace in the Hole
domingo, 3 de octubre de 2010
Embajadora espacial
Hace algunos días saltó la noticia de que la ONU había nombrado a una astrofísica embajadora para asuntos extraterrestres. Una interlocutora ante una eventual visita de representantes de otro planeta. A mí este hecho me hizo volver a una infancia de búsqueda de ovnis y peceras convertidas en cascos de astronauta. La noticia explicaba que el descubrimiento en los últimos años de numerosos sistemas planetarios como el solar, permite albergar, cada vez más, esperanzas de que exista vida en uno de ellos. Por eso, se hacía necesaria la figura de un embajador espacial que se encargara de dialogar con posibles futuras exo-visitas.
¡Qué previsora la ONU! Me parecía que este gesto iba en contra de la dinámica habitual del organismo internacional, que suele tomar sus decisiones una vez que ya han sucedido los hechos que las motivan. Pensaba yo: si me lo curro desde hoy, quizá pueda ser una futura embajadora para visitantes extraterrestres. Me imaginaba en plan reina Amidala, flotando en una plataforma en medio de un macroanfiteatro lleno de especímenes de todo tipo. Sonreí e incluso esa noche soñé con un escenario a la altura de las películas de Lucas.
Al día siguiente, la realidad me trajo a este planeta y la lectura del periódico me quitó la ilusión de mi futuro trabajo: todo había sido un bulo que había surgido de un medio de prestigio. Por la noche, me tragué las dos trilogías de La Guerra de las Galaxias y volví a soñar con que iba tocada como la Dama de Elche y que mi hermano se llamaba Luck. Menos mal que nos queda el cine para soñar porque las instituciones internacionales no ayudan nada. En fin.
viernes, 1 de octubre de 2010
Mesones y bariones
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Malos tiempos para la lírica
Los grandes sindicatos viven a expensas de las ayudas gubernamentales y monopolizan ámbitos como la formación de trabajadores. Así, en momentos de desempleo, las instituciones aprueban mayores presupuestos para formación y reciclaje de desempleados. Esos presupuestos van en alto porcentaje a los sindicatos, que organizan las acciones formativas. Esto es así sea cual sea el signo político del gobierno central, autonómico o local.
No entro a analizar a los representantes sindicales y liberados que se distribuyen en la mayor parte de las empresas públicas y privadas o entre los funcionarios. Todos hemos conocido alguno y sabemos como viven, aunque mi desconocimiento del tema de manera global me impide opinar con un criterio acertado. Sólo puedo hablar desde mi sensación personal: nunca me he sentido representada por ninguno de los individuos que se suponían defendían mis derechos, pero de los que nunca vi un buen gesto ni una mala palabra.
Ahora, después de muchos meses viendo las filas del paro cada vez más largas, la desesperanza general, el aumento de gente que se muda a casa de los abuelos con los niños porque el banco se ha quedado con el piso, después de mascar un cabreo diario por ver que ni dios hace nada, estos deben sentir que su prestigio está bajo cero y, con el beneplácito de los coleguitas del gobierno, tan políticamente correctos ellos, han decidido que quieren parar el país. Lo hacen con la excusa de la Reforma Laboral, nefasta sí, pero ¿por qué han dejado que las cosas lleguen hasta aquí? La huelga llega después de que dicha reforma se haya aprobado, tras un cambio de cromos con los nacionalistas de turno. ¿Para qué va a servir?
No hay credibilidad, nadie la tiene, ni un gobierno de adolescentes mediocres que no han terminado de formarse y que parece que están jugando a las casitas con el gobierno del lugar donde vivimos, unos sindicatos basados en premisas deciminónicas cuyos representantes viven como grandes ejecutivos, asentados en sus cargos con contratos blindados, una sociedad a la que el estado del bienestar ha narcotizado y que, como sobre el papel el gobierno que hay es de izquierdas, parece carca salir a la calle en masa a chillar su indignación. Recuerdo aquellas manifestaciones multitudinarias del 2003 y 2004, con la derecha sentada en los escaños azules. Ahora me gustaría que alguien tuviera cojones para movilizarse y decir que los señores que se dicen de izquierdas han acabado con las esperanzas de la clase obrera y luchan cada día que están en el gobierno para parecerse a esos señores que están en la oposición o esos que amasan fortunas tras grandes empresas o a sus papás, que muchos de ellos eran altos funcionarios del franquismo, falangistas o demás gentecilla del régimen anterior, al que tanto han apelado en los últimos años para separar a la sociedad española.
Hoy, mucha gente va a hacer huelga. Fundamentalmente porque ya no tienen trabajo, alguno de ellos desde hace ya demasiado tiempo. Hoy, mucha gente no hará huelga, su trabajo es demasiado preciado y las posibles represalias les impiden obrar en conciencia. Hoy, mucha gente no hará huelga, porque no quieren sentirse manipulados. Hoy, mucha gente hará huelga, porque no saben como expresar su frustración por lo que está pasando, porque es su manera de hacerse oír, aunque sea rentabilizada por una pandillita de amigos que lo único que quieren es que no se les termine el negocio.
martes, 28 de septiembre de 2010
Síndrome vacacional
Al volver, nada ha cambiado. Los problemas nos esperan a la vuelta de la manecilla que marca los segundos. Sin embargo algo nos ha picado. Algo nos ha infestado por dentro y rebosamos otra manera de ver las cosas. El descanso, la vida fuera de lo que es nuestra vida -paradoja-, nos renueva la mirada y al volver, nada está en su sitio. Todo es nuevo, todo es a estrenar. No sé lo que durará pero yo he desmontado el reloj de la rutina pieza por pieza y con una tranquilidad recuperada, intento montarlo de nuevo para que retrase tanto que no me permita perder esta nueva serenidad.
jueves, 9 de septiembre de 2010
Noches de Jazmín
Al evocar Sevilla con el olfato, se habla de azahar, de primavera y naranjos en flor. Pero a mí, tú bien lo sabes, no me sucede lo mismo. Si hay un olor que me transporta inmediatamente a Sevilla es el de los jazmines, al anochecer. Y es que te cuento, por si no lo recuerdas.
Al atardecer, cuando queda el tiempo de descuento de la rutina y todo lo soñado se vuelve tangible, abrimos la puerta de atrás y salimos al patio, donde los jazmines crecen contra el muro de poniente. Ahí, jugamos entre risas a buscar el jazmín perfecto, cerrado y hermoso como una promesa, comparando cada ejemplar en el fondo del recipiente que vamos llenando. Tenemos una estrategia inflexible, no hay recolección sin caricias, sin piel erizada, sin besos húmedos, sin tregua de juegos preliminares.
Y cuando la luna vierte su luz sobre el patio, los jazmines cubren con su olor toda la casa, y la cama y los lienzos donde nosotros nos deshacemos en ternura, en gestos sin tiempo, en amor sin condiciones, rendidos a la forma del otro, a su hueco, a su deshacerse despacito. No puedo entregarme, porque no me pertenezco, me di ya toda cuando el último de los jazmines se abrió al calor de nuestros besos, a la piel que te dibujo.
martes, 7 de septiembre de 2010
El Eslava de Sevilla
Otro relleno fundamental, que no hay que perderse al cruzar sus puertas, son los boquerones rellenos. La proeza de rellenar un boquerón va acompañada con que está relleno de algo más exquisito aún que un boquerón en su estado óptimo de frescura: boquerón fresquísimo con picadillo (tomate, cebolla, pimiento verde crudos, crujientes).
A su carta ya variada y jugosa han añadido la tapa con la que han ganado el concurso de tapas de Sevilla: huevo con trufa sobre bizcocho de boletus, todo ello descansando sobre caramelo de vino dulce. Salto al futuro desde un pasado muy presente. Un más que deseable salmorejo, sus mejillones al vapor a la altura de los de Lorbé, la carrillada casera que roza la de casa Trichita, pero no llega (es que la de ella es insuperable), o cualquiera de las líneas de tiza que aparecen en la pizarra, estarán a la altura de lo que le pidáis.
Todo ello acompañado de buenos vinos tintos, o blancos y cerveza fresca si vuestra visita es en verano, y una clientela que dice del lugar: sevillanos de pro y visitantes a partes equilibradas y equidistantes.
Si os creéis que esto es todo, esperad a los postres: un helado de queso viejo, perfectamente acompañado de membrillo en su base, o la tarta de chocolate y naranja redondean una buena comida que, si podéis, permitíroslo, hacerla en la mejor de las compañías. La mía era insuperable, la mejor: mi alma extraña.
Restaurante Eslava. C/ Eslava 3-5. Barrio de San Lorenzo. Sevilla
sábado, 4 de septiembre de 2010
Calas rojas
viernes, 3 de septiembre de 2010
Loquita de ti
jueves, 2 de septiembre de 2010
Septiembre
martes, 31 de agosto de 2010
Día del blog
domingo, 29 de agosto de 2010
Conquistador
El tonto del pueblo gritaba poemas de amor a inventadas damas que se imaginaba en los balcones de algunas casas.
jueves, 19 de agosto de 2010
De mal en peor
Desde donde estoy, sólo veo un techo inmaculado lleno de luces hirientes que me hacen tener los ojos cerrados casi todo el tiempo. No puedo moverme. Hay algo que atenaza muñecas, tobillos y cuello a la superficie en la que estoy tumbada, algo frío de tacto metálico. Siento un dolor casi imperceptible en el tramo medio del brazo derecho. Es un ligero aguijón que inocula alguna sustancia ajena a mi cuerpo, puedo oírlo. El dolor de las muñecas ha desparecido, aunque ahora me pica, me pica mucho. No importa.
Sueño. Sueño constantemente. Primero que no hay nada que no esté cubierto de rojo, bajo el agua. Luego todo es ruido, agudo, ondulado. Me llenan. Después frío y blanco, blanco incisivo en cualquier dirección.
Tras la voluntad de no sentir, me pinchan y me introducen el sentimiento. No sé que es peor, si el vivir en desamor o el no vivir en esta cama de hospital, en la sección de los suicidas recurrentes sin poder intentarlo de nuevo.
miércoles, 18 de agosto de 2010
La vida no es un bolero
Mi madre cambió el mundo a su manera. Me enseñó que el matrimonio no es un objetivo, que si lo deseaba, fuera rica yo y que los chicos guapos llegarían luego. Y que la vida nunca es un bolero. Que la tragedia no nos lleva más que un sufrimiento gratuito. Que hay que ser feliz, viviendo cada día como si fuera único, pero siempre mirando adelante y luchando por lo realmente necesario para mirar de frente a la felicidad.
sábado, 14 de agosto de 2010
Nuestro secreto
jueves, 5 de agosto de 2010
Honestidad con uno mismo
jueves, 1 de julio de 2010
Pagado, barrido, olvidado
Ni le bien qu'on m'a fait // Ni el bien que me han hecho,
Ni le mal, tout ça m'est bien égal! // ni el mal. ¡Todo me da igual!
Non! Rien de rien ... // No, nada de nada
Non! Je ne regrette rien // No, no lamento nada
C'est payé, balayé, oublié // Eso está pagado, barrido, olvidado.
Je me fous du passé! // ¡Me importa un bledo el pasado!
Avec mes souvenirs // Con mis recuerdos
J'ai allumé le feu // hice una fogata
Mes chagrins, mes plaisirs // mis tristezas, mis placeres,
Je n'ai plus besoin d'eux! // ya no los necesito.
Balayés les amours // Barridos los amores
Avec leurs trémolos. // y todos sus temores.
Balayés pour toujours // Barridos por siempre
Je repars à zéro … // comienzo de cero.
Non! Rien de rien ... // No, nada de nada,
Non! Je ne regrette rien // No, no lamento nada
Ni le bien, qu'on m'a fait // Ni el bien que me han hecho,
Ni le mal, tout ça m'est bien égal! // ni el mal. ¡Todo me da igual!
Non! Rien de rien ... // No, nada de nada,
Non! Je ne regrette rien // No, no lamento nada.
Car ma vie, car mes joies // Porque mi vida, mis alegrías
Aujourd'hui, ça commence avec toi! // Hoy, ¡todo eso comienza contigo!
viernes, 18 de junio de 2010
Todos le llamaban Gigi
La hora del té en un submarino nuclear
Por eso, cuando te conocí supe que estaba ante la posibilidad de una pieza única. Todo apuntaba a ello y yo, emocionada, temblaba. Tras días de aviso, apareciste en aquella estación. Tú habías atravesado un continente procedente de otro. Yo desconocía el día de la semana en el que estaba. Del coche que conducías se bajó alguien con un cansancio por la vida que lo impregnaba todo. Al llegar a casa, uniste la estupidez en espacio y tiempo; todo lo que hasta entonces eran piezas únicas pasaron a tener sentido y perdieron su encanto. Y en el otro lado de la cama, te apoderaste de la inutilidad de mi existencia.
martes, 15 de junio de 2010
Miss Carrusel
Ayer dormí con Miss Carrusel. Su miel envenenada aún endulza mi sangre y sus besos de adormidera flotan en mi cerebro, inerte. Ayer me envolvió en sus brazos y me juró amor eterno mientras me clavaba su alfiler de pelo entre la segunda y la tercera vértebra.
martes, 1 de junio de 2010
Hoy he visto a Bernarda Alba
- ¿Dónde vas, Bernarda?
- A buscar todo el viento de la calle que durante ocho años desterré de mi casa
- ¿Y tus hijas?
- Todas muertas ...
Mira al suelo, hiriente de luz, contaminante de su luto, y esconde de nuevo sus manos bajo el pañuelo que la cubre, con vergüenza.
En el otro lado de la calle, dos adolescentes que aún no han tenido oportunidad de vivir, se ocultan de arriba a abajo sin dejar ver más que sus manos y su rostro, aún infantil. Un velo que dice apartarlas de su impureza las marca, las excluye, lejos de identificarlas en cultura alguna.
Bernarda, que también ha reparado en ellas, se remanga pudorosa la saya y da media vuelta.
- Me vuelvo a casa, no vaya a ser que se me cuele una brizna de aire.
sábado, 29 de mayo de 2010
Como espuma
Flor de Azalea. Chavela Vargas
Del primer amor nos queda la inconsciencia del final
viernes, 28 de mayo de 2010
Mantra
Ahora pienso que no merece la pena,
arriesgarme traerá más problemas.
Así que elijo
lo que tengo más cerca.
Por lo menos tendré la certeza
de que existo,
de que puedo decidir,
de que elijo por mí,
sólo por mí.
En vez de aceptar lo que viene de fuera,
en lugar de contar lo que queda,
desde ahora hasta el día en que me muera
por lo menos cabrá la sorpresa.
Algo nuevo,
algo aún por descubrir,
algo dentro de mí,
dentro de mí.
Cuánto tiempo he perdido ahí afuera,
cuanto por descubrir en mi cabeza.
Es tan vasto
que da casi pereza.
Casi pienso que no tengo fuerzas
para hacerlo
y encontrar dentro de mí
algo nuevo.
La copa de Europa. Una semana en el motor de un autobus. Los Planetas
miércoles, 26 de mayo de 2010
Orfeo y la fe
Orfeo asesinó a Eurídice. Hay asesinatos por celos, por pasión desmedida, por amor desatado, por un incontrolable sentimiento de posesión. En el crimen, lo pasional se observa como atenuante. La pasión como vehículo para una locura temporal que ciega y lleva a cometer actos viles, execrables. Pero Orfeo no encontró a Eurídice en los brazos de Hades, ni enloqueció de celos en su viaje al averno, no le nubló la vista la traición ni le consumió el sentido el fuego del desamor. No. Orfeo no mató a Eurídice por desamor. Lo hizo por falta de fe.
miércoles, 19 de mayo de 2010
En ninguna parte
Siempre me gustó la música triste, alimento para una tristeza ancestral. Tristeza, no melancolía. Es una escucha regular, me acompaña y me gusta desgarrarme la garganta gritándola desesperada en el silencio de la noche, con palabras sin sonido, con gestos sin rostro. Escucho atentamente, sin hacer otra cosa que escuchar, con la quietud de la atención plena. Leía el otro día en un magnífico blog que quien descuida la atención vive el tiempo de las moscas. Yo me afano en salir del bichario tumbada en la oscuridad llena de notas y poesía. Entonces, en esa máxima atención soy capaz de vaciarme completamente para imaginar no ser yo. Me tomo vacaciones de mí misma y viajo a la inconsciencia.
¡Me has borrado!
Queens of the Stone Age. Quick and the Pointless
Recibo el correo de un amigo, después de no contestar a algunas de sus llamadas. En él, incluye la frase “¡Me has borrado!”. Yo, que atravieso por una de mis ya habituales épocas de autoaislamiento, me quedo pensando en esta manera de expresar mi desaparición de la vida. La imaginación da un respingo y me dibuja, con una gran goma de borrar, de esas de nata que me comía de niña, a escondidas. Ahí estoy yo, armada de un borrador gigante que a duras penas soy capaz de levantar para ir borrándole, desde su pelo cano hasta el último resto de su ser, que se me resiste. Termino agotada y me apoyo en esa goma descomunal que parece una columna marmórea de pacotilla.
Es curioso como ciertos hábitos que no llevan demasiado en nuestras vidas han cambiado nuestra forma de expresarnos y de analizar determinadas situaciones. Las redes sociales han hecho que sea más sencillo interesarnos por el que está al otro lado del mundo que por el que tenemos cerca en lo cotidiano. Ha hecho de nosotros unos espías aficionados de lo ajeno, malos interpretadores de entrelíneas previsibles y exhibicionistas para un público, que en la mayor parte de los casos presta poco interés a nuestros afanes. En fin, que ahora ya no nos tomamos un tiempo por circunstancias personales, ahora nos borramos o hacemos lo propio con los ya no-amigos, como si fueran un tachón antiestético en nuestra vida.
Mientras pienso esto, la imaginación sigue a la suya y me muestra un montón de gente por las calles, cargados con borradores aquejados de gigantismo, persiguiendo a aquellos de los que quieren deshacerse porque ya no tienen nada que decirles. Todos huyen, todos persiguen, y en el centro de la estampa estoy yo, con armadura indeleble, cabalgando sobre un sacapuntas, lapicero en ristre dibujándole nuevos amigos a cuanto transeúnte me cruzo en mi camino.
martes, 18 de mayo de 2010
Esperanzas
Tulsa. Te Ofrecí. Espera la Pálida
sábado, 15 de mayo de 2010
jueves, 13 de mayo de 2010
Campeones
Me encantaría alegrarme con vosotros y salir a la calle a chillar, a saltar y a festejar, pero no puedo. Me gustaría fundirme en un abrazo con cuanto desconocido me cruce por las aceras que identifique como seguidor, pero no puedo. Sería feliz si pudiera perderme en la noche, en cualquier local lleno de humo y mala música en el que corra la cerveza generosamente, gritando las consignas de nuestro equipo, pero no puedo. Sé que es una faena, y lo siento, pero es que ayer me atravesaron con un alfiler y me colocaron en esta urna, desde la que apenas puedo escuchar vuestros cánticos, mientras voy asfixiándome con el alcanfor.
viernes, 7 de mayo de 2010
Laura
Laura. Otto Preminger. 1944
Ayer tuve la suerte de volver a ver Laura en pantalla grande. Toda una experiencia, pese a los nuevos elementos que pueblan la filmoteca, de esos que no se callan aunque la película haya empezado y se ríen a destiempo (para más información, suelen llevar unas gafas con pronunciado reborde de color tirando a negro).
Aunque en ocasiones las copias que tiene la Filmoteca Española no sean las mejor conservadas, esta era más que aceptable y la versión original permitía disfrutar de los personajes tal cual, sobre todo Waldo interpretado por Clifton Webb, el cínico protector de Laura, que es el que peor parado sale en el proceso de doblaje.
Para mí esta película es una de las mejores del cine negro, algo más luminosa que otras debido a su trama, pero que contiene todos los elementos que hacen de ella una obra maestra. El gancho principal y lo que perdura en un primer visionado es el protagonismo de Laura (Gene Tierney) que se presenta desde el primer momento como la víctima de un asesinato y que ejerce su magnetismo de forma constante. Esta atracción trasciende incluso su muerte, afectando al detective encargado del caso (Dan Andrews), que descubre una increíble atracción por ella con tintes necrófilos. El clímax de esta atmósfera casi obsesiva se alcanza cuando aparece Laura, junto a su retrato, como un espectro, pero viva; entonces toda la historia da un giro.
Más allá de un guión lleno de diálogos irrepetibles y de una puesta en escena impecable, hay elementos que son magistrales. Uno de ellos es el cambio de registro narrativo con el que se introduce la historia y que directamente nos atrapa: esperas una historia contada en primera persona por uno de los personajes, Waldo, y pronto el relator pasa a estar fuera de escena, tras la cámara. Eso sí, el director utiliza la capacidad narrativa de ese personaje para hacer el único flashback que nos permite conocer a Laura y la fascinación que ejerce en todos los que la rodean.
Otro elemento es la profundidad de los personajes que configuran las historia: cada uno de ellos se esconde tras estereotipos reconocibles, sin embargo ninguno es simple y están perfectamente interpretados. Destaca Clifton Webb, cuyo cinismo proporciona los mejores diálogos y momentos irrepetibles. Incluso Vincent Price, lejos de su encasillamiento posterior, está impecable en el inmaduro e inconsecuente gigoló incapaz de dejar sus hábitos mujeriegos pero sinceramente enamorado de Laura. Para ilustrar esta profundidad me quedo con la conversación que Laura tiene con su tía en la habitación de la primera, cuando festejan su reaparición.
Y esas escenas maravillosas, ya clásicos del género, como las que suceden bajo la lluvia, evocadoras de otros grandes momentos del cine negro, en los que un investigador enfundado en una gabardina es literalmente empapado por una lluvia persistente, en plan Philip Marlowe en El Sueño Eterno (película que se rodó dos años después de Laura, hay que recordar).
En fin, ayer fue una gran noche, volviendo a ver Laura. Pero ayer, le encontré un pero, después de haberla visto muchas veces: su happy end. Sí. Aunque no me hagáis caso, quizá sea mi predisposición, que me hace pensar en otros finales tipo Perdición.
miércoles, 5 de mayo de 2010
Daños colaterales
(La ejecución de Lady Jane Grey. Paul Delaroche)
Caminaba hacia el cadalso, rapada, descalza y semidesnuda. El verdugo esperaba encorvado apoyado en su labrys recién afilada, oculta la vergüenza bajo basto paño. Ella se inclinó como en un sueño, sobre el olor a sangre seca, la barbilla apuntando al suelo. Golpe seco y la cabeza se separó del tronco, cayendo en un cesto que impedía la escrupulosa mirada ajena. El verdugo, con tranquilidad, puso el hacha en su mano inerte. Y los asistentes a la ejecución lloraron la desdicha del verdugo, pobre víctima de la acusada.
martes, 4 de mayo de 2010
Un encuentro
Sin duda, ayer era el día. La casa se había llenado de luz desde una hora temprana y todo estaba cubierto de una pátina de especial evidencia. Me movía en los quehaceres cotidianos como en un sueño, absorta entre la parte práctica de la vida y este nuevo pensamiento que me ocupa de manera sutil, como un sonido apenas perceptible. Fuera se adivinaba un día radiante, lleno de paseos por dar y lugares por los que perderse. Un regalo de día. Me senté frente al portátil y creé, a mi modo. El sonido irreverente del teléfono me sacó de mi ensimismamiento y al descolgarlo una voz alegre me permitió viajar a algún lugar oculto dentro de mí donde hacía mucho tiempo que no pisaba. Estaba desconcertada y tú, creo, algo molesto porque no había sido capaz de salir de ese rinconcito en el que me había acurrucado al escuchar tu voz.
Pasé el resto del día pensando en ese pequeño viaje astral, en tu proposición de vernos dándonos ventaja el uno al otro, en mi vértigo, en tu cercanía a mi pensamiento constante y consciente. Cuando la luz dio paso a la noche, me preparé con una especial lentitud, sintiendo cada gesto como parte de un ritual, estaba invitada a cenar fuera, entre amigos; después de un tiempo fuera de casa las reuniones para retomar contacto y contarnos vivencias se convierten en algo habitual. Alegría, acompañada de buena comida y mejor vino y el placer de una conversación pausada, sin prisa, llena de la tranquilidad que te proporciona la confianza. En un momento de la charla, de manera inconsciente, casi sin quererlo, derivé el tema a lo que me estaba sucediendo y compartí lo que estos días vivimos. No hubo sorpresas, nadie se escandalizó, emitieron opiniones favorables y me sentí sintiendo vértigo frente a un vaso de agua.
Hoy el día ha amanecido frío y gris, parisino. El invierno nos ha arrebatado la oportunidad de paseos por cada instante del otro. Pero sé que la luz, la calidez del sol, nos acariciará la piel, que nuestros ojos, sin duda, un día se encontrarán, bajo ese instante infinito que va desde una mirada a un parpadeo.