viernes, 6 de febrero de 2009

Alamut


Es en el calor de la noche (¡qué buena película!) en el que me refugio para, desde esta atalaya, saciar mi necesidad de comunicarme. Quizá a nadie importe. Bueno, me importa a mí. Y aunque estas palabras sean sonidos que se pierden en el viento del desierto, no dejaré de pronunciarlas. Por ello, utilizando las palabras que utiliza Amin Maalouf en Samarcanda, os describo el sitio que soy:

Alamut: una fortaleza sobre un peñasco de seis mil pies de altitud; un paisaje de montes pelados, lagos olvidados, precipicios cortados a pico, desfiladeros sin salida. El ejercito más numeroso no podría acceder a ella más que en fila india. Las más potentes catapultas no podrían ni rozar sus murallas.
Entre las montañas reina el Xah-Rud, llamado el "río loco", que en primavera, con el deshielo de las nieves de Elburz, crece y se acelera, arrancando a su paso árboles y piedras. ¡Ay del que ose acercarse! ¡Ay de la tropa que se atreva a acampar en sus orillas!
Del río, de los lagos, sube cada noche una densa y algodonosa bruma que escala el farallón y se detiene a medio camino. Para los que allí viven, el castillo de Alamut se convierte entonces en una isla en un océano de nubes. Visto desde abajo es una guarida de genios. El el dialecto local Alamut significa "la lección del águila"....

1 comentario:

Miguel dijo...

Deseo que no descanse tu necesidad de comunicarte, y de dar tus palabras a los demás; los que, desde abajo admiramos la fortaleza, no queremos que desaparezca tras la bruma...