miércoles, 5 de mayo de 2010

Daños colaterales


(La ejecución de Lady Jane Grey. Paul Delaroche)

Caminaba hacia el cadalso, rapada, descalza y semidesnuda. El verdugo esperaba encorvado apoyado en su labrys recién afilada, oculta la vergüenza bajo basto paño. Ella se inclinó como en un sueño, sobre el olor a sangre seca, la barbilla apuntando al suelo. Golpe seco y la cabeza se separó del tronco, cayendo en un cesto que impedía la escrupulosa mirada ajena. El verdugo, con tranquilidad, puso el hacha en su mano inerte. Y los asistentes a la ejecución lloraron la desdicha del verdugo, pobre víctima de la acusada.


2 comentarios:

Miguel dijo...

Pesar el del verdugo, que llevará sus manos manchadas para siempre. Aunque no sé si será consciente de lo que eso significa.

§ţяªŋĢз dijo...

El verdugo, el encapuchado, hijo politico de la muerte, miles de nombres para el inmombrable que cumple una tarea en donde desembocamos todos al final del camino: muerte.